Hace días que tengo unas charlas más interesantes de lo habitual. Hace días que vuelvo a hablar de aquellas cosas que mueven a las personas. Hace días que hago más grande el círculo, que no limito ese tema a ese centro. Una de estas últimas noches estaba hablando con un potente interlocutor. Cuestionábamos casi al aire, la típica pregunta de “qué tal, cómo te va” y la “típica respuesta de “bien, igual que siempre”.
Me preguntaba casi a rintintín qué tal estaba yo, a lo que él mismo respondía “¿Qué pregunta no, Lou? Siempre estás bien”. La verdad es que sonríes con esa picardía entre buenos jugadores pero a la vez te lamentas suavemente, piensas cómo podrías hacer para que la gente comprendiera que hay personas que realmente están bien, personas que no se cuestionan cómo están; simplemente están, fluyen, viven. Personas que no buscan la parte oscura porqué en su cerebro esa parte no se plantea.
A todo esto, hoy andaba leyendo la contra de La Vanguardia. Me ha parecido un gran artículo. Joaquim Valls, entrenador de inteligencia emocional, economista y profesor universitario, hablaba de los siete rasgos en común de las personas con buena suerte. Me ha parecido realmente interesante y creo que puede servirnos para saber cómo hacen esas personas que simplemente se sienten bien. Cómo hacemos los que nos consideramos situados en esa punto de mira constante de los otros hacia nosotros, en esa línea del “no puede ser posible, algo debes estar fingiendo”.
Según Valls, esos rasgos son los siguientes:
1) Buen autoconcepto
2) Optimismo. Ver salida a todas las situaciones
3) Extraversión. Allá dónde van establecen buenas relaciones
4) Empatía. Saben ponerse en la piel del otro, escuchar con el corazón
5) Autogestión emocional. Autocontrol o saber enfadarse. Todo cuando toca
6) Proactividad. Generan sus circunstancias, las que les resultan más favorables
7) Perseverancia. Saben picar piedra y saben ser constantes.
Piensen en aquellas personas de su entorno que tienen éxito, que no se cuestionan -al menos a ojo de cubero-, en aquellas que siempre sonreímos, en aquellas personas que pese a todo saben reencuadrar las situaciones y ver siempre el lado optimista de la vida. ¿Las sitúan en los rasgos anteriores? ¿Pueden trabajarse a ustedes mismos en algunos de ellos? Lo cierto es que es una gran reflexión a tener en cuenta.
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Hace algunos años llegué a la conclusión que los estereotipos de felicidad o de suerte, como este caso, lo uno que logran es estresarnos. Uno no necesariamente va a ser feliz o a tener "suerte" siguiendo una receta.
ResponderEliminarTengo la impresión de que uno será feliz o tendrá suerte cuando deje detrás todo aquello que no le permite ser o sentirse como lo anterior. Todo lo que debemos dejar detrás es distinto en cada uno (salvo las coincidencias).