jueves, 18 de marzo de 2010

“Me gusta estar al lado del camino”… Y A MI… ESTAR EN ÉL

Este fin de semana ha sido realmente duro, muy duro. Ha sido duro a nivel de cosas que hacer, de experiencias que se cruzan, quizá de cosas que empiezan a suceder… de señales que te llegan de todas partes, de esa especie de voz interna que te dice escucha lo que gritan desde fuera. Un fin de semana lleno de admiración que se refuerza, y de sorpresa… de dolor y amistad verdadera aunque también, un fin de semana de acciones y palabras inesperadas o que no se entienden, de energías negativas que en ocasiones te intentan atrapar mientras tu sonríes hacia la salida. Un cúmulo de momentos realmente brillantes por lo sucedido, pero sobretodo, por lo aprendido.

Si os parece, os pondré un poco en situación…

Sábado: 22.30h de la noche. Charla profunda en un estudio de música. Mundo de bohemia, de esa sensación de que no sientes sentir, de esa sensación de mi vida me gusta demasiado; de esa experiencia de que algo dentro de ti está a punto de explotar. Música, letras distintas a las de siempre… Voces, sonrisas y humo, mucho humo. Entre todo este mundo de sensaciones, su rostro, su tacto, sus ojos y sus palabras:

- “Voy a enseñarte algo que escribí pensando en ti”.

Se enciende la pantalla y ante mis ojos aparece un texto que su autor presenta con el título “Me gusta estar al lado del camino” y que se acompaña de la conocida canción de nombre homónimo.
Me deja perpleja. Talento… realmente hay talento. Leo. Vuelvo a leer… Locke, V. Frankl, Nietzsche, Kierkegaard, Orwell, Sloterdijk… Todos ellos aparecen sin que su autor no se de ni cuenta. Las ideas fluyen de forma impresionante. Vuelvo a leer el texto, paro, pienso, y decido: Debo escribir sobre esto.

Como bien me dijo él, este texto lo escribió pensando en algo que yo siempre le comento, la importancia de tener DETALLE. Lo expresa así:

“Alguien me dice muchas veces por qué actúo cómo actúo (…) Se refiere a momentos en que el mundo no gira exactamente como debiera girar. "Es cuestión de detalles" me dice. Sugiero que se refiere a cosas cómo el agradecimiento, el respeto, el amor o simplemente la amistad. El ser humano versus el ser humano. El entender que la dedicación, el amor y el respeto son valores admirables. Se olvida de que a menudo, no estamos preparados para ello. Lo que debería ser normal no lo es. No es fácil. Mostrarse humano es mostrarse vulnerable. Es tiempo de todos contra todos”.

La verdad es que tiene toda la razón, está en lo cierto y los que me conocéis ya lo sabéis. Para mi el detalle y la cura son valores realmente básicos. Creo que es importante tener esa delicadeza en el hacer y en el decir, tener esa cura a la hora de tratar con los otros, de revalorizar el valor de persona. Es simple: valor personal, hacer sentir bien a los otros y a su vez, reconfortarte sin nada a cambio. La simple expresión de un rostro tranquilo, reposado, la tez sonriente y la mirada brillante. Energías que fluyen con inversión mínima. Cómo bien dijo alguien una vez “a efectos de inversión energética” gastarás lo mismo en energías. Invertir inviertes… y sólo tu decides cómo invertirla.

Siguiendo con la idea de este texto os diré que me ha hecho mucha gracia que mi frase sirva para inspirar un texto. Me ha resultado admirable que una afirmación como “Cariño… es cuestión de detalle” haya removido conciencias hasta el punto de crear algo tan bueno como esto, que hable de esto e incluso, que añada una melodía de Fito Paéz que habla, precisamente, de lo que yo me refiero. Lo cierto es que cada una de las lecturas que he vuelto a hacer del texto la he acompañado de la canción de fondo. Creo que en su letra se entremezcla la respuesta o si lo queréis, la estrategia.

Si hacemos la radiografía letrera como yo la llamo, una de las primeras frases que encontramos es “Me gusta abrir los ojos y estar vivo” (…) “Entonces navegar se hace preciso, en barcos que se estrellen en la nada”. Pero al igual que ésta afirmación irrumpe el silencio, pronto aparece otra afirmación aún más contundente ”Me gusta regresarme del olvido para acodarme en sueños de mi casa, del chico que jugaba a la pelota del 49585”

Sabrás, porque bien me conoces, que esa “Cuestión de la calidad” a la que siempre me refiero para mi viene precisamente de ese chico, de ese niño que todos hemos sido y que algunos seguimos siendo… o mejor dicho, de cómo se ha cultivado tu identidad, de cómo has crecido y de con quién te has rodeado, de cómo has vivido, Imagino que muchos aquí pensaréis, y bien… ¿Cómo hace un chico tan pequeño para decidir cómo forjarse? Yo aquí os diría que yo lo hice desde muy muy pequeña pero que considero que a medida que creces, eliges. Todos pasamos por esa edad de descontrol adolescente, de ese no sé qué ser de mayor, de esa vida de noches frías y calles vacías… en cierto modo también “Yo era un pibe triste y encantado de vétales, caña Legui y maravillas, los libros, las canciones y los pianos, el cine, las traiciones los enigmas, mi padre, la cerveza (…) los óleos, el amor, los escenarios…” pero yo, y todos nosotros, tenemos el poder de decidir hacia dónde nos encaminamos, qué vida queremos: cuestión de detalle. Es una especie de PROCESO que de hecho, en la canción creo que se hace evidente:
La clave está en abrir los ojos para estar vivos, observar qué hay afuera pero sobretodo no perder el punto de origen, para mí, ese chico que jugaba a la pelota sin olvidar que “Me hicieron este hombre enreverado. Si alguna vez me cruzas por la calle regálame tu beso y no te aflijas” .Ese hombre que a menudo me dice “Más no te asustes, siempre se me pasa”
Podemos estar al lado del camino, podemos estar en él o simplemente, podemos cambiar de camino, no tener camino o estar en el desierto. Pero sea como sea, es cierto que como dice la canción “Nadie nos prometió un jardín de rosas, hablamos del peligro de estar vivo (…) Me gusta estar al lado del camino, me gusta sentirte a mi lado, me gusta dormirte cada noche entre mis brazos”.

A él le gusta estar al lado del camino y vive en él mientras todo pasa. Una vez decides en qué parte del camino quieres habitar sólo debes decidir cómo será esa estancia. Para mí, vivir en el camino implica una gran capacidad para tener cura, para tener detalle, para permanecer sin que se note, para “estar cuando nadie quiere estar a cambio de nada. Callar… pausa…callar”. Una capacidad para tener vista con las pequeñas cosas, para hacer sentir bien a los demás, para respetar y para amar. Es un proceso pero también es algo que a su vez, te aportará una gran sensación de bienestar. Quizá mostrarse humano no signifique exactamente mostrarse vulnerable…quizá mostrarse humano y estar al lado del camino también sea cuestión de detalle…

2 comentarios:

  1. Cuenta una historia que dos monjes yendo por un camino encontraron a una chica llorando a la orilla de un río, la chica les solicitó que les ayudara a cruzar el río, ya que si iba hasta el próximo puente no llegaría a tiempo para ver a su madre enferma y moribunda con vida. El monje más joven le dijo a la chica que no podían tener contacto con ninguna mujer, el monje anciano simplemente observo a la sollozante chica y alargo su mano hacia ella, la cual se puso de pie y el monje anciano la invitó a subirse a sus espaldas y la ayudo a cruzar el río. Esto hizo que la chica pudiera llegar a su casa antes de que su madre falleciera y estar acompañándola hasta el último momento. Los dos monjes siguieron su camino por tres días. Al ir llegando al templo el monje joven le preguntó al anciano, ¿maestro puedo haceros una pregunta?, .- Si, respondió el maestro, .-¿porque cargasteis a la chica si tenemos voto de no tener contacto con mujeres? .- pregunto el monje joven. A lo que el maestro respondió .- Y ¿porque las sigues, aún, cargando tu?

    Los caminos son como la vida, tienen curvas que no te permite ver lo que viene después de ellas, tiene cuestas que se hacen pesadas y bajadas que son llevaderas, podemos encontrar árboles con su personalidad, algunos fuertes y recios que no se doblan por nada, otros flexibles que nada los puede romper, también encontramos piedras que nos pueden molestar o nos pueden distraer,algunas son preciosas para nuestro disfrute pero en todos los caminos dejamos algo de nosotros, lo más valioso que tenemos como seres humanos, algo que nunca más podremos recuperar, algo que no tiene precio y que muy a menudo no valoramos, es aquello por lo que gente mataría por tener en un momento dado y aquello que perdemos cuando no lo apreciamos y esto se queda en el camino, esto nunca lo podremos recuperar, nunca podremos recuperar el tiempo de disfrutar, simplemente se desvanece en el tiempo y siempre tenemos que saber que un camino viejo, esta gastado y que han pasado tantos viajeros por el, que difícilmente podrá ser cambiado. Solo un cambio profundo, asfaltando el camino puede hacer que sea como queramos pero entonces se pierde la esencia del camino, solo quedaran los árboles como testimonio de lo que fue aquel camino, pero como en la vida es necesaria la muerte para dar paso a la vida, dejar que se desvanezca lo viejo y dejar sitio para recibir lo nuevo. Ser como el monje maestro y dejar en el camino lo que allí ocurrió para poder tener la libertad de seguir por el sendero de la vida para recibir lo nuevo.

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  2. Cuenta una historia que dos monjes yendo por un camino encontraron a una chica llorando a la orilla de un río, la chica les solicitó que les ayudara a cruzar el río, ya que si iba hasta el próximo puente no llegaría a tiempo para ver a su madre enferma y moribunda con vida. El monje más joven le dijo a la chica que no podían tener contacto con ninguna mujer, el monje anciano simplemente observo a la sollozante chica y alargo su mano hacia ella, la cual se puso de pie y el monje anciano la invitó a subirse a sus espaldas y la ayudo a cruzar el río. Esto hizo que la chica pudiera llegar a su casa antes de que su madre falleciera y estar acompañándola hasta el último momento. Los dos monjes siguieron su camino por tres días. Al ir llegando al templo el monje joven le preguntó al anciano, ¿maestro puedo haceros una pregunta?, .- Si, respondió el maestro, .-¿porque cargasteis a la chica si tenemos voto de no tener contacto con mujeres? .- pregunto el monje joven. A lo que el maestro respondió .- Y ¿porque las sigues, aún, cargando tu?

    Los caminos son como la vida, tienen curvas que no te permite ver lo que viene después de ellas, tiene cuestas que se hacen pesadas y bajadas que son llevaderas, podemos encontrar árboles con su personalidad, algunos fuertes y recios que no se doblan por nada, otros flexibles que nada los puede romper, también encontramos piedras que nos pueden molestar o nos pueden distraer,algunas son preciosas para nuestro disfrute pero en todos los caminos dejamos algo de nosotros, lo más valioso que tenemos como seres humanos, algo que nunca más podremos recuperar, algo que no tiene precio y que muy a menudo no valoramos, es aquello por lo que gente mataría por tener en un momento dado y aquello que perdemos cuando no lo apreciamos y esto se queda en el camino, esto nunca lo podremos recuperar, nunca podremos recuperar el tiempo de disfrutar, simplemente se desvanece en el tiempo y siempre tenemos que saber que un camino viejo, esta gastado y que han pasado tantos viajeros por el, que difícilmente podrá ser cambiado. Solo un cambio profundo, asfaltando el camino puede hacer que sea como queramos pero entonces se pierde la esencia del camino, solo quedaran los árboles como testimonio de lo que fue aquel camino, pero como en la vida es necesaria la muerte para dar paso a la vida, dejar que se desvanezca lo viejo y dejar sitio para recibir lo nuevo. Ser como el monje maestro y dejar en el camino lo que allí ocurrió para poder tener la libertad de seguir por el sendero de la vida para recibir lo nuevo.

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