Esa tarde de domingo tuve una charla muy profunda, realmente interesante. Entre muchos debates y temas hablaba de viajes que estaban previstos y que a fecha de hoy ya no existen, quizá por meras decisiones del infortunio. Entre tanto, otro asunto relacionado se mezcló en mi diálogo:
Alguien me comentaba la situación de un buen amigo. “Jorge se marcha unos meses a la India, quiere olvidar sus problemas aquí, allí encontrará sus respuestas”
Ante esa afirmación recuerdo que yo pronuncié una de mis creencias. “Vaya… ¿y realmente cree que en la distancia y si lo quieres en el olvido… esos problemas van a solucionarse? No sé… yo pienso que quizá ante una situación problemática lo mejor sea actuar sobre el tema, acción… creo que no se debe abandonar un problema, irse e incluso… esperar que desde lo lejos todo se ubique en su sitio…porque podríamos hablar en ese caso de un cambio de estados pero no de un cambio de estrategia profunda…”
Mi interlocutor en ese momento me contestó algo que realmente me hizo pensar. Me dijo algo parecido a que en ocasiones uno no puede trabajar un problema dentro del problema porque puede resultar una experiencia realmente surrealista e incluso esquizofrénica.
“Quizá Jorge sea de esos tipos que necesita salir para ordenar sus ideas. O quizá solamente necesite apartarse de todo lo que tiene para valorarlo, para sentir que lo añora y en definitiva, para respirar profundamente y ya con los pulmones llenos, aferrarse completamente a vivir de una vez lo que quiere, solucionando sus temas”
Y justamente, después de esas palabras, pienso que aquí está la clave del saber estar sólo. En ocasiones es necesario sentir la soledad para sentirse acompañado del propio yo. Muchas veces en la soledad nos hacemos y nos rehacemos, nos inventamos, colocamos piezas en el puzzle, desechamos aquellos pensamientos y aquellas historias pasadas que ya no nos sirven y que por desgracia, a menudo no nos permiten avanzar todo lo que desearíamos…A veces lo que uno busca está tan cerca que no es capaz de verlo… en ocasiones puedes vivir algo, vivir una historia de una forma tan obvia, tan feliz, tan evidente y tan clara… que entre tanta luz te quedes ciego”
Quizá mi interlocutor haya destruido por completo mi creencia, algo que de ser así, evidentemente le agradezco. Y es que… en ocasiones la experiencia no es lo que le pasa al hombre, es lo que el hombre hace con lo que le pasa. Y en ese sentido, encontrarse a solas con la soledad misma puede ser un salto cualitativo de gran ayuda. No tengas miedo a la soledad, quizá conviviendo unos días con ella puedas volver a gozar de tan buena compañía.
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